No sabía cómo se llamaba, ella misma no se conocía,
Buscaba su rostro entre los charcos, pero su brillo la cegaba ante el espejo,
Trataba de verse al caer el ocaso, pero las nubes le impedían conocerse del todo,
En ocasiones se paseaba detrás de la única amiga que tenía, pero ella le temía y se escondía menguada,
Llevaba vestido blanco, con un pendiente de fuego boleado,
Solía contarme que nadie la miraba fijamente, y siempre se sentía sola,
Ella decidió expirar y ya no volvió a verme,
Dejamos de besarnos al amanecer,
Me dejó morir sin su calor,
Ella también era yo,
Ella era el sol.
Julián
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