viernes, 7 de octubre de 2011

Artillería pensada.

Hoy caí. Probé el suelo. Saboreé pasos de lugares que nunca he visitado. Inhalé polvo que arrastraba pesadillas y remordimientos. Sentimientos encontrados y sueños rotos resbalaban entre mis dedos como tierra. Piedras que raspaban mis rodillas, que raspaban como gritos en las gargantas de aquellos niños. Ya no era el mismo. Esas personas que habían muerto no merecían ser olvidadas entre el polvo y la sangre. Respiré profundo. Caí en espiral. Seguí mi entrenamiento y: ¡Señor, sì, señor! Dejé de ser yo. Volví a ser soldado.

Juan M.

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